De la mujer a la
perfomance
Un nombre apropiado, un hombre inapropiado
Otras artistas,
otras mujeres artistas que hacen serie
Séraphine
Louis (Séraphine de Senlis), Senlis,
Francia, 1864-1942
Dora Carrington , Hereford,
Inglaterra,
1893-1932
Frida Kahlo, Coyoacán, México,
1907-1954
Continuando con este recorrido a
través del cine, de mujeres artistas, que nos permitirá llegar a aquellas que
se han destacado particularmente en el arte de la acción, la perfomance, nos
permite ir viendo que relación había entre su amor al arte y el amor a un
hombre. Se trata meramente de una dedicación, de un hacer con el arte, o como
en su relación con los hombres es también un amor al arte. Tendríamos que
redefinir está posición de amor con respecto al arte del lado de las mujeres,
ya que no se trata solo de un ‘hacer’ o de ‘un hacer trasmitir’, sino de ‘una
relación carnal’. ¿Qué es lo que encarnan las mujeres con este amor al arte?
No podemos profundizar esto, por
el carácter de esta nota, pero sería muy importante pensar de que manera se
anudan estas dos vertientes del amor: ser deseadas/amadas por un hombre, y ser
reconocidas en este amor al arte, en su realización mediante el arte, poner su
cuerpo para el hombre amado y hacer un cuerpo con su obra. De allí el título de
esta nota, ‘Un nombre apropiado, un hombre inapropiado’, como adquirir un
nombre a través de la obra que realizan y porqué eligen un hombre inapropiado
para ello.
Si por un lado rechazan la
posición destinada a las mujeres, señoras y madres, y deciden dedicarse a
adquirir una posición en el mundo, o sea tener nombre propio ante el mundo, que
se la reconozca como tal. Pero ante el encuentro con el amor, algo se produce,
si por un lado son hombres que las aceptan en tanto comparten su relación al
arte, por otro se lo impiden, se lo dificultan, ven con gran dificultad esta
posición ambigua entre ‘compañero’ y amante. Esto es tremendamente claro en la
primera película que reseñaremos, en los diálogos desentrañaremos este
movimiento de posiciones, entre su hacer al arte, como si fuera un hombre, ‘lo
hace como un hombre’ y la relación amorosa, de entrega total, como lo hace una
mujer. Todavía la construcción ‘una mujer’ está en proceso entre el hacer y el
amar.
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1987. Francia. 170 min.
Director: Bruno Nuytten
Guión: Bruno Nuytten y Marilyn
Goldin
Música: Gabriel Yared
Fotografía: Pierre Lhomme
Intérpretes: Isabelle Adjani
(Camille),
Gérard Depardieu (Rodin), Alain Cuny,
Madeleine Robinson, Roger Planchon,
Philippe Clévenot
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Reseña:
Nació en 1864. Fue escultora, y
hermana del poeta, dramaturgo y diplomático francés Paul Claudel. Desde niña
fue apasionada de la escultura y con 18 años fue admitida en la Escuela
Nacional de Bellas Artes. Se trasladó a París en 1883 para seguir estudiando
escultura e ingresó la academia Colarussi. En 1883, tuvo su primer encuentro
con Auguste Rodin y pronto comenzó a trabajar en su taller, posó para él y
colaboró en la realización de las figuras de la monumental Las Puertas del
Infierno. Rodin estaba en la
cima de su carrera, y la presencia de Camille en el estudio contribuyó a su
crecimiento artístico, no sólo por su inspiración, también por sus propias
aportaciones, y asimismo ella inició su propia carrera artística, en la que no
faltó el apoyo del propio maestro. Durante muchos años fue musa,
amante y modelo del escultor, colaboraron en muchas obras a pesar de su
conflictiva relación, con frecuentes peleas y crisis. Salen de sus manos obras exquisitas como
el Vals (1893); Las conversadoras (1897); la Ola, basada
en un grabado japonés de Hokusai; y por encima de todas ellas, La edad
madura (L'Âge Mûr), de la cual realizó dos versiones, una en 1893 y otra en 1901 y
en la que representa su propio drama personal, enamorada de
Rodin y rechazada por este por su amor por Rose Beuret, su amor de toda la vida.
En diciembre de 1905, Camille realizó su última gran exposición.
Sus crisis nerviosas comenzaron pronto y no tuvo ningún apoyo ni de su familia ni de sus amigos, hasta que en 1913, la internaron en un manicomio, del que nunca salió.
En diciembre de 1905, Camille realizó su última gran exposición.
Sus crisis nerviosas comenzaron pronto y no tuvo ningún apoyo ni de su familia ni de sus amigos, hasta que en 1913, la internaron en un manicomio, del que nunca salió.
Nos servirá la
retrospectiva que le dedicó La Fundación Mapfre en el 2007 y algunas de las
notas de prensa de Mila Trenas, para El Mundo del 11-06-2007, para
introducir en la obra de está gran artista.
La
Fundación Mapfre
Madrid,
2007
MILA
TRENAS (EFE)
La
historia de su tortuosa vida ha eclipsado la importante aportación a la
escultura de Camille Claudel, alumna y amante de Rodin. La Fundación Mapfre
dedica la primera exposición que se organiza en España sobre la totalidad de su
obra. Cerca de un centenar de esculturas, que se complementan con fotografías,
documentos y apasionadas cartas entre Camille y Rodin, forman una muestra única.
Singular ya que, además de ser la primera que se organiza en nuestro país sobre
la escultora francesa, se trata de su exposición más completa, al haberse
reunido todas las obras de la artista, que se encuentran en diferentes
colecciones.
El
hecho de ser una artista complicada, rodeada de leyenda, ha provocado que la
faceta de Camille Claudel (1864-1943) como artista quedara eclipsada, por lo
que el objetivo de las comisarias, Aline Magnien, jefa de colecciones del Museo
Rodin, y María López Fernández, ha sido incidir en su aportación a la
escultura. Su director, Pablo Jiménez ha destacado que, a pesar de tener una
producción corta, Camille hizo una obra de gran intensidad y delicadeza
"adelantándose a lo que será la escultura contemporánea".
Entre
las obras que componen la exposición se encuentran varias escayolas y barros,
"difíciles de transportar y que debido a su delicadeza en muy pocas
ocasiones se prestan", ha afirmado el director de la Fundación. Para él, "es la gran exposición sobre Claudel,
en la que se rescata a una de las grandes escultoras del cambio de siglo y uno
de sus grandes personajes", artista inadaptada, sólida e independiente que
revolucionó el papel de la mujer artista en un mundo de hombres.
El
recorrido de la exposición se inicia presentando al personaje, a través de
cartas, fotografías y documentos. "Queríamos que las obras de Camille
hablaran por sí mismas y nos contaran la historia", y por ello se muestran
a continuación los retratos de familia realizados por la escultora, para continuar
con los creados cuando entró en el taller de Rodin, en los que se ve como las
obras de ambos se confunden.
En
esta etapa, Claudel esculpió una de sus obras más importantes, 'Sakountala',
que se muestra en la exposición en los diferentes materiales y versiones que
hizo, "cuyos pasos siempre se empeñó en controlar ella misma. En su
búsqueda frenética de la originalidad avanzó mucho en la escultura de la época
e innovó mucho".
En
sus últimos años junto a Rodin, desarrolló su verdadera personalidad a través
de grupos de obras que la consagran definitivamente. Las diferentes versiones
de 'La valse' o de 'Le petite Châtelaine' se han convertido en sus piezas más
representativas de este periodo, junto a otras como 'Clotho', 'Les causeuses' o
'La vague'. La escultura 'La edad madura' materializa su ruptura con Rodin y es
una de sus obras más famosas en la que se muestra "la enorme maestría y la
exquisitez técnica que alcanzó su escultura" a la vez que se convierte en
testimonio del desgarro físico e intelectual que supuso su ruptura con el
escultor.
La película nos sitúa en 1985, la
familia Claudel se traslada a París por los estudios superiores de los hijos,
en general las reseñas y estudios sobre la película no dan importancia a este
primer encuadre, pero lo considero fundamental: por un lado una relación
entrañable con el padre, el padre ama a Camille, tienen diálogos reservados, le
señala el camina del buen hacer, del valor del nombre para la familia, Claudel,
y le insiste que se dedique a su obra. La madre la odia, la rechaza, lo
leeremos cuando dice que no la hubiera concebido a no ser por la muerte de su
primer hijo, Camille ocupa mal el lugar de este primer hijo muerto, una por un
duelo no realizado por la madre, y dos por haber nacido niña. El segundo hijo
es Paul, también el segundo amor de Camille, tiene pasión por este hermano,
tienen conversaciones intimas de noche, duermen juntos, se besan, se abrazan,
el hermano la ama, la ama y la admira hasta que no responde a los valores de
éxito y prestigio que él idealiza, aquí ya observamos este lugar ambiguo, por
un lado es su compañero por un lado queda prendado de la belleza de Camille,
los encuentros y las separaciones son extremadamente delicados, Paul se dedica,
cuida de Camille como si fuera un primer amor. La hermana pequeña, papel casi
desapercibido cumple los objetivos de la madre, no estudia, no tiene prestigio
social, se casa muy joven, no tiene casi relación con Camille, pertenecen a dos
mundos diferentes, la hermana al mundo que le vino dado, y Camille está
dedicada a la construcción de un mundo propio, y al reconocimiento de la
sociedad a la que pertenece, a tener nombre propio.
La amiga, y la compañera de
estudios, ocupa este lugar de la hermana faltante, de la misma manera es la
hermana que no arriesga, que quiere hacer pero no se la juega todas, en un
momento dado también la abandona. El
tema del abandono es fundamental en toda la película, y seguramente en la vida
de Camille Claudel, el Otro no la enseña a separarse, el Otro la abandona, no
se trata de la angustia de la separación, se trata del abismo del abandono.
Los maestros no sostienen a CC,
ella ya sabe hacer, no necesita que le enseñen, abandona la Academia, por la
que la familia se traslada a París, y conjuntamente con su amiga/compañera
tienen un taller ‘con el patio mas bello de París’. Hay algo entre el
anudamiento del hacer (de la producción) y lo social que no funciona, CC se
salta los pasos, literalmente ‘corre’ a lo largo de toda la película, necesita
ir de prisa, tiene claro lo que tiene que hacer y lo tiene que hacer muy
pronto, no puede darse tiempo. Tiene que hacer muy pronto tiene que amar muy
pronto. Sería importante pensar este concepto ‘el tiempo’ en la obra matérica
de CC, por un lado el mármol, el granito, la arcilla son materiales que
necesitan mucho tiempo para su realización (‘Todavía no está terminada’ ‘Tienes
que darle más tiempo’) a lo que ella le dedica especial atención, y por otro
lado parecen no acabadas, que no intentan buscar la belleza de las terminaciones
de las obras clásicas (de los griegos a Donatello).
Es por esto que sus maestros le
recomienda tener un tutor particular, así conoce a Auguste Rodin, él viene a
verla a su taller, y allí observamos el método Rodin, no mira las esculturas,
las toca, las palpa…más adelante ella dirá tu tocas mi cuerpo como un escultor,
me recorres como una escultura.
Aquí encontramos ‘la energía’ que
encuentran entre tocar los cuerpos y tocar las esculturas, realizar una
escultura no solo para ser vista sino para ser tocada, ellos cuando se
encuentran, cierran los ojos y se tocan, se recorren…pierden el aliento,
lloran.
El duelo amoroso
Vamos directamente a los diálogos
y podremos leer el proceso entre la realización de la obra y el desencadenamiento
de la locura.
Camille le pregunta a su
compañera:’Crees que estoy hecha para ser
escultora’ ‘Me gusta soñar’. A lo que la compañera le responde: ‘Baucher
(el maestro de la Academia) tiene razón, tienes la enfermedad del barro’.
A la llegada de Rodin, él le
dice: ‘Le atrae a Ud. la dificultad
Srta. Claudel’
En la siguiente escena, la cena
familiar, la madre le dice:’ Nos hemos trasladado a Paris por tu supuesta vocación’.
Camille le dice al hermano: ‘Yo
haré mi primer mármol, y él (Rodin) lo firmará.’ A lo que Paul (el hermano) le
responde: ‘Yo no dejaría que Hugo (Víctor Hugo) firme mis poemas’.
La madre en un arrebato dice: ‘Si mi primer niño hubiera nacido jamás la
hubiera tenido, es un chicazo(un varon).’
Ya en el taller de Rodin, este
dice: ‘Hay que dejarla, el barro está más vivo que el modelo’. Los compañeros
dicen: ‘Aquí las chicas guapas no pueden
ser artistas’.
Camile le dice: ‘Yo tomo mis
temas de la vida, no necesito lecciones.’ A lo que Rodin le responde: ‘Sabe Ud.
cosas que yo he aprendido en años’. Camille agrega: ‘Creía que la inspiración
no existía’
El diálogo sobre el arte, sobre
la obra de Rodin, sobre su propia obra, sobre los artistas, sobre la época, es
importante entre ellos, de la misma manera que los arrebatos amorosos de ella,
o las expresiones de deseo de él, a veces se suceden, a veces se superponen, a
veces se cortan, se interrumpen por el desencuentro de intereses entre ellos, a
él le importa fundamentalmente su obra ye ella debe colaborar en ello, a ella
si le interesa su obra se debe separar de él, no puede hacer ambas cosas. Ella
dice: ‘Tú no decides’, él ya tiene todo decidido, su familia, sus modelos, sus
ayudantes, incluso ella están al servicio de su obra. Ella debe decidir entre
estar a su servicio o realizar su obra, o alienarse o separarse, ella no puede
separarse, lo vivirá como un abandono.
El Palacio cerca de París, siglo
XVIII. Ella realiza las esculturas, él dice: ‘Sin ella no se que haría, es mi
inspiración, no se que tiene ella que he perdido yo.’ ‘Es la mejor marmolista que conozco’. El acepta que ha perdido, y
aceptará perderla, si no reúne las condiciones que él exige, pero ella no podrá
perderlo, perderá todo. Para él ella se trata de un objeto (de deseo, de
realización, un plus de goce), para ella es el Otro, el gran Otro que todo lo
tiene, que la priva, no lo podrá barrar,
por eso se desbarra. Para ella él es un escultor, un artista, para él
ella es una marmolista, la mejor, es una técnica, ni siquiera una discípula,
como tal no ocupará el lugar del maestro, a más una modelo como tal la palpa
para reconocerla, para realizar su obra, y como es su norma, se acuesta con
ella, es su amante, pero nunca ocupará un sitio en su vida familiar ni social.
A todo esto, el padre le dice:
‘Mi hija no ha esperado a Rodin para existir, los Claudel somos diferentes, tu
futuro te pertenece.’ Enigmático el mensaje paterno, contradictorio a lo que
ella encuentra en Rodin, si ella tiene un padre que la reconoce en la línea de
filiación, Rodin no es un padre que la reconoce en la línea social, en la de
los artistas. O se tratará del goce materno, si no fuera por un aborto no la
hubiera tenido, se trata de que a pesar de la firmeza paterna, en la filiación,
ella no se puede desprender del arrebato materno. En principio parece que la
hermana sigue esta filiación casándose con el hombre apropiado, y el hermano
logra salir de ello, se hace católico, diplomático, acepta como destino el
Nuevo Mundo, y se realiza como poeta.
1900, La Torre Eiffel, La
Exposición Universal, la era industrial, el arte sale de la Academia y de los
Museos y entra en las grandes salones, Le Grand Palais.
Comienza un
nuevo siglo, el XX, y las grandes estructuras industriales, la industria entra
en los monumentos, en los puentes, en las salas de exposiciones, esto es lo que
siente Camille Claudel, debe renovar la escultura, ella le dice que él se
adhiere al pasado, que se acomoda al pasado para realizar su obra. De la misma
manera que el hermano, se convierte al catolicismo, acepta un trabajo como
funcionario del estado y es un poeta clásico. El le dice: ‘Yo quiero existir.’ Este cisma con el
hermano, esta abandono del hermano Camille no podrá soportarlo, ella avanza
pero el mundo al que pertenece se queda atrás, adelante se le presenta el abismo.
El gran
enfrentamiento, ella se va, le deja un busto que hay que ‘vaciar’, él dice:
‘Mis alumnos hacen bustos míos’, a lo que agrega: ‘Mademoiselle Claudel es una
maestra’. Cuando ella le pide que elija, él le responde: ‘Somos de la misma
naturaleza, de la misma raza, quiero olvidar, quiero paz, tranquilidad.’ A lo
que ella le dice: ‘No dejes que nos suceda lo peor. He trabajado para ti, ahora
me ocuparé de mí’
Le Gran
Palais, El Salón Internacional, se comenta que la joven escultora hace las
manos y los pies. El hermano se despide, se va destinado a América, ella le
dice: ‘Yo también tendré éxito’. Los padres, ante esto, recordemos que la
hermana ya se había casado, retornar a su casa en Fère-en-Tardenois,
Aisne, que la madre reclamaba hace tiempo, los padres también la abandonan. Ya
es una escultora de renombre, se
encontrará ante el derrumbe. Ella le dice a Rodin en su último encuentro: ‘Me
he convertido en una extraña.’ A lo que él le responde: ‘Quiero que hagas lo
que te digo’, ella le responde: ‘Me he ganado el derecho de hacer lo que
quiera.’. A lo que él le responde: ‘Buscas el dolor, te enamoras del dolor’.
Ella le dice: ‘No te has dado cuenta que había cambiado’. A lo que él agrega:
‘Has cometido un error, eso es todo. Se ha terminado. No quiero entrar en la
tiranía de los sentimientos.’ A lo que ella agrega definitivamente: ‘Eres un
escultor, no una escultura, yo soy la modelo y soy el hombre. Soy lo sagrado,
la humildad, la trinidad del vacío.’
Terribles las palabras de Camille, terribles pero tremendamente
reveladoras, tú eres un sujeto no un objeto, yo siendo un objeto, para ser un
sujeto tengo que ser un hombre, pero ante ello surge la trinidad del vacío, en
el lugar del objeto se encuentra con el vacío.
En ese lugar, en el lugar del éxito pero del abandono, va a encontrar
el delirio: ‘Están envenenando mi cuerpo. Soy una col devorada por las
tortugas.’ El medico dice:’Tiene miedo de que se le olvide hablar. Nada de
nombres. Me amenazan. Necesito ser diferente’ El medico le responde: ‘Ya lo
es.’ A lo que ella le responde: ‘¿No sabe quien soy? Camille Claudel.’ Se
produce la gran inundación y el encierro psiquiátrico.
Está muy claro que estas notas no son para nada un trabajo
definitivo, sería necesario profundizar en las cuestiones planteadas, pero si
aparece cada vez más claro la cuestión del duelo, por un lado realizar un
duelo, el duelo de una pérdida como una operación simbólica y por otro el
enfrentamiento en duelo al otro, que se presenta como Otro. Son los hombres los
que enfrentaban a duelo, por una cuestión de honor, por una cuestión de amor
(Las Amistades Peligrosas), entonces las mujeres se tienen que enfrentar a los
hombres, a sus amantes, por una cuestión de nombre, de hacerse un nombre que no
sea el de su marido, de hacerse un mundo, se trata de un duelo a muerte (George
Sand y Alfred de Musset).
Por otro lado está ‘el duelo amoroso’, il duetto, que viene de la
música (Donizetti, Haendel), por un lado como el duelo por la perdida amorosa,
pero por otro el duelo por la diferencia de posiciones, ya podemos avanzar, si
la posición señala la diferencia, y si de la diferencia se trata, se trata de
un duelo por ‘lo mismo’ perdido, por ‘lo mismo’ que nunca fue. Aunque
recordemos que Rodin le dice a Camille: ‘Somos de la misma naturaleza, somos de
la misma raza’ y ella más adelante dirá ‘Necesito ser diferente’, que retrae
del mensaje paterno ‘Los Claudel somos diferentes’. Se trata de un duelo (a
muerte) entre ‘lo mismo’ y ‘lo diferente’, y por lo tanto se trata de ‘un duelo
amoroso’. Lo dejamos aquí, y lo planteo como una línea muy interesante a seguir
y a desarrollar.
Alberto Caballero, Barcelona septiembre del 2011
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